Altamirano, el Tutor, Benito Gutiérrez, el Marqués de Urquijo, la Princesa... Todos situamos estos nombres en el callejero del Barrio de Argüelles. ¿Pero quiénes fueron estos personajes y que méritos reunieron para que Madrid les dedicara una calle? Esta es, de forma muy breve, su historia.
CALLE DEL TUTOR |
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Esta calle, a la que se asoma la fachada sur del Mercado de Argüelles, aparece rotulada indistintamente de dos maneras: ‘Calle de Tutor’, y ‘del Tutor’. Esta última es la forma correcta.
El tutor a quien se dedica la vía es la misma persona cuyo apellido da nombre al Barrio en su conjunto: Agustín José Argüelles Álvarez, llamado El Divino por sus extraordinarias dotes oratorias. Político liberal, fue elegido tutor de la reina Isabel II cuando esta contaba once años de edad, tras la renuncia a la Regencia hecha por su madre la reina María Cristina de Nápoles (octubre de 1840) y su exilio en Francia. Argüelles, elegido para el importante cargo de tutor real por el Congreso y el Senado, desempeñó esa labor durante dos años. Entre otras muchas cosas fue redactor de la Constitución de Cádiz, ministro, presidente de las Cortes y tenaz partidario de la abolición de la esclavitud. Nació en Ribadesella (Asturias) en 1776 y murió en Madrid el 26 de marzo de 1844. |
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CALLE ALTAMIRANO |
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La fachada principal del Mercado de Argüelles da a la calle dedicada a Antonio de la Concepción de Torres y Altamirano (Madrid, 1616 – Salamanca, 1685), Ministro General de los Trinitarios Descalzos, teólogo y escritor. Era hijo de Diego de Torres y Altamirano, que fue fiscal del Consejo de Castilla. José Antonio Álvarez y Baena escribe sobre nuestro protagonista en ‘Hijos de Madrid ilustres en santidad, armas ciencias y artes’ (1789): «Vistió el hábito de Trinitario Descalzo antes de los 15 años y profesó en 1632. Leyó Artes, y muchos años Teología, en el Colegio de Alcalá. Gobernó muchos conventos, fue provincial y finalmente elegido Ministro General con aclamación común de toda la Descalcez. Era sujeto de raro ingenio y sabiduría, y de una virtud en grado sublime; rigió con palabras y ejemplos y era temido igualmente que amado de sus súbditos, que admiraban en él un vivo ejemplo de todas sus obligaciones». |
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CALLE DE LA PRINCESA |
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Aunque seguramente a ella no le habría importado, parecería poco serio por la alcurnia del personaje que esta emblemática vía hubiese sido bautizada como ‘Calle de la Chata’, sobrenombre por el que era conocida nuestra protagonista, la infanta Isabel de Borbón, princesa de Asturias en dos ocasiones. Hija primogénita de Isabel II y de su esposo Francisco de Asís de Borbón -oficialmente, pues hay quien afirma que su padre biológico fue el capitán José María Arana, amante de la reina-, nació en Madrid en 1851 y falleció exiliada en París en 1931. Apasionada de la caza, la equitación y los toros, la princesa fue vecina del Barrio de Argüelles ya que compró el Palacio de Quintana, situado en el nº 7 de esa calle, esquina con la del Tutor. ‘La Chata’ fue uno de los personajes reales más queridos por el pueblo de Madrid. |
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CALLE DE BENITO GUTIÉRREZ |
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Dedicada a Benito Gutiérrez Fernández, (Burgos 1828 - Madrid, 1885), jurista, catedrático, académico y político. Fue el segundo de los cinco hijos de la humilde familia formada por Julián Gutiérrez, jornalero, y Ángela Fernández. Destacó desde muy joven en los estudios, que hubo de interrumpir en el año 1845 al ser incorporado a filas. Obtuvo la licenciatura en Derecho en 1851 y el título de doctor en 1852, con 27 años, con la tesis ‘Origen, desarrollo y estado actual de la ciencia del Derecho’. En 1857 obtuvo la cátedra de Ampliación del Derecho civil, mercantil y penal de la Universidad Central de Madrid, ocupando además la secretaría de su Facultad hasta el año 1861. Tuvo responsabilidades políticas, primero como diputado electo por Burgos y después como senador por la misma provincia. |
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CALLE DEL MARQUÉS DE URQUIJO |
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Estanislao Urquijo Landaluce también era de origen humilde. Nació en el seno de una familia de labradores en Murga (Álava) en 1816, y murió en Madrid en 1889 siendo la persona más rica del país. Es el mayor ejemplo de ‘hombre hecho a sí mismo’ que dio la España del siglo XIX. A los trece años llegó a Madrid. Trabajó de dependiente en una tienda de telas y con 20 años ya era agente de Bolsa. Fue el hombre de confianza en España de los banqueros Rothschild, invirtió en el incipiente ferrocarril nacional y concedió préstamos a dueños de grandes fortunas, como el Marqués de Salamanca o el duque de Osuna; incluso prestó a la Hacienda pública, lo que le valió el título de Marqués de Urquijo en el año 1871. Fue un breve pero eficaz alcalde de Madrid en 1888. Murió soltero y sin descendencia. |